miércoles, 3 de marzo de 2021

Taxonomía de Bloom

 En 1956 un grupo de pedagogos encabezado por Benjamin Bloom publicó un trabajo al que denominaron “Taxonomía de objetivos educacionales”, en el cual se estableció una jerarquía de conocimientos que cualquier alumno pudiera lograr en las distintas materias o asignaturas. Dicha taxonomía establece seis niveles con una gradualidad creciente. Cada nivel requiere que el alumno haya alcanzado los niveles anteriores. El equipo de Benjamin Bloom jerarquizaba el ámbito congnitivo de la siguiente forma: Conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación.  Aquí podemos verla en una imagen:

Taxonomía de Bloom
Taxonomía de Bloom

Con el transcurrir del tiempo, la taxonomía ha sido objeto de revisiones, entre ellas es preciso señalar la realizada en el año 2001 por parte de Lorin Anderson y David R. Krathwohl antiguos alumnos del propio Bloom para mejorarla y adaptarla a los nuevos tiempos. Sustituyeron los sustantivos por verbos y quedó de la siguiente manera:

Taxonomía de Bloom revisada
Taxonomía de Bloom revisada por Anderson y Krathwohl (2001)

¿PARA QUÉ SIRVE LA TAXONOMÍA DE BLOOM?

A continuación te presentamos tres situaciones en las que la taxonomía de Bloom te puede ser de gran utilidad.

  • La taxonomía de Bloom es útil para redactar objetivos de aprendizaje: un objetivo de aprendizaje es una afirmación que expresa de manera clara lo que el alumno debe demostrar al terminar una etapa o periodo de aprendizaje. Esto como consecuencia de ciertas actividades didácticas, dichas afirmaciones deben ser observables, medibles y evaluables, para redactarlos los docentes pueden apoyarse con los verbos de la taxonomía de Bloom.

¿Cómo redactar objetivos de aprendizaje?

  1. Escribe un verbo en presente subjuntivo (puedes guiarte con la tabla de verbos de la taxonomía de Bloom).
  2. Redacta la acción, ésta debe ir en concordancia con el tema o contenido que vayas a ver en clase.
  3. Indica través de qué, cómo o mediante qué van a realizar la acción.
  4. Finalmente incluye la finalidad o lo que esperas con todo lo anterior.
Ejemplo de redacción de un objetivo de aprendizaje
  • La taxonomía de  Bloom sirve al momento de redactar y diseñar las actividades en una secuencia didáctica: Cuando los docentes planifican, es recomendable que tengan en cuenta los niveles y verbos de la taxonomía de Bloom, asimismo mediante las actividades que diseñen, deben procurar que haya una gradualidad ascendente para que los alumnos avancen de nivel hasta conseguir llegar a los más altos.

¿Cómo redactar correctamente las actividades de aprendizaje en una secuencia didáctica?

  1. Verbo en infinitivo (Qué)
  2. Objeto de conocimiento (Cómo)
  3. Complemento (Con qué)
  4. Condición (Para qué)
Ejemplo de cómo redactar correctamente las actividades de aprendizaje
  • La taxonomía de Bloom es de gran utilidad para diseñar los  indicadores en los instrumentos de evaluación: Al momento de elegir un instrumento de evaluación suele seguirle la tarea de redactar los indicadores. Para su redacción pueden seguirse los siguientes pasos:

1. Iniciar con un verbo operativo, que sea observable, cuantificable y ejecutable, se sugiere utilizar verbos de la taxonomía de Benjamin Bloom.

Ejemplos de verbos útiles para diseñar indicadores en un instrumento de evaluación: analiza, desarrolla, demuestra, evalúa, construye, defiende, ejerce, sustenta, fundamenta, debate, define, aporta.

2.- Definir el contenido, tema, materia, aspecto sobre el cual se desarrolla la acción del verbo. Ejemplos: las obras teatrales, las figuras geométricas etc;

3.- Definir la calidad o nivel de exigencia en que ese verbo operativo debe ser ejecutado. Ejemplos: con claridad y fluidez, adecuadamente, pertinentemente, con precisión, con dominio, con argumentos, etc;

4.- Describir el contexto en el que se espera la acción, ya sea expresión de conceptos, procedimientos o actitudes. Ejemplos: frente al grupo, en equipo, en colaboración, en el patio escolar, frente a una audiencia, en casa, etc;

5.- Los indicadores deben ir en concordancia con los objetivos de aprendizaje o los aprendizajes esperados.

Ejemplo del diseño de un indicador para un instrumento de evaluación

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