miércoles, 2 de junio de 2021
miércoles, 3 de marzo de 2021
10 películas de Netflix para educar en valores
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4. El buen Sam: una curiosa periodista encuentra el amor mientras investiga la historia de un misterioso personaje que deja bolsas de dinero en casas ajenas por toda Nueva York.
6. Wonder: un chico con una cara distinta nunca ha ido a la escuela porque lo educaron en casa. Ahora ha llegado el momento de salir ahí fuera y hacer amigos en su nueva clase.
10 herramientas para organizar el trabajo en equipo
Aquí os dejo 7 herramientas TIC útiles para crear nuestras propias rúbricas:
Taxonomía de Bloom
En 1956 un grupo de pedagogos encabezado por Benjamin Bloom publicó un trabajo al que denominaron “Taxonomía de objetivos educacionales”, en el cual se estableció una jerarquía de conocimientos que cualquier alumno pudiera lograr en las distintas materias o asignaturas. Dicha taxonomía establece seis niveles con una gradualidad creciente. Cada nivel requiere que el alumno haya alcanzado los niveles anteriores. El equipo de Benjamin Bloom jerarquizaba el ámbito congnitivo de la siguiente forma: Conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación. Aquí podemos verla en una imagen:
Con el transcurrir del tiempo, la taxonomía ha sido objeto de revisiones, entre ellas es preciso señalar la realizada en el año 2001 por parte de Lorin Anderson y David R. Krathwohl antiguos alumnos del propio Bloom para mejorarla y adaptarla a los nuevos tiempos. Sustituyeron los sustantivos por verbos y quedó de la siguiente manera:
¿PARA QUÉ SIRVE LA TAXONOMÍA DE BLOOM?
A continuación te presentamos tres situaciones en las que la taxonomía de Bloom te puede ser de gran utilidad.
- La taxonomía de Bloom es útil para redactar objetivos de aprendizaje: un objetivo de aprendizaje es una afirmación que expresa de manera clara lo que el alumno debe demostrar al terminar una etapa o periodo de aprendizaje. Esto como consecuencia de ciertas actividades didácticas, dichas afirmaciones deben ser observables, medibles y evaluables, para redactarlos los docentes pueden apoyarse con los verbos de la taxonomía de Bloom.
¿Cómo redactar objetivos de aprendizaje?
- Escribe un verbo en presente subjuntivo (puedes guiarte con la tabla de verbos de la taxonomía de Bloom).
- Redacta la acción, ésta debe ir en concordancia con el tema o contenido que vayas a ver en clase.
- Indica través de qué, cómo o mediante qué van a realizar la acción.
- Finalmente incluye la finalidad o lo que esperas con todo lo anterior.
- La taxonomía de Bloom sirve al momento de redactar y diseñar las actividades en una secuencia didáctica: Cuando los docentes planifican, es recomendable que tengan en cuenta los niveles y verbos de la taxonomía de Bloom, asimismo mediante las actividades que diseñen, deben procurar que haya una gradualidad ascendente para que los alumnos avancen de nivel hasta conseguir llegar a los más altos.
¿Cómo redactar correctamente las actividades de aprendizaje en una secuencia didáctica?
- Verbo en infinitivo (Qué)
- Objeto de conocimiento (Cómo)
- Complemento (Con qué)
- Condición (Para qué)
- La taxonomía de Bloom es de gran utilidad para diseñar los indicadores en los instrumentos de evaluación: Al momento de elegir un instrumento de evaluación suele seguirle la tarea de redactar los indicadores. Para su redacción pueden seguirse los siguientes pasos:
1. Iniciar con un verbo operativo, que sea observable, cuantificable y ejecutable, se sugiere utilizar verbos de la taxonomía de Benjamin Bloom.
Ejemplos de verbos útiles para diseñar indicadores en un instrumento de evaluación: analiza, desarrolla, demuestra, evalúa, construye, defiende, ejerce, sustenta, fundamenta, debate, define, aporta.
2.- Definir el contenido, tema, materia, aspecto sobre el cual se desarrolla la acción del verbo. Ejemplos: las obras teatrales, las figuras geométricas etc;
3.- Definir la calidad o nivel de exigencia en que ese verbo operativo debe ser ejecutado. Ejemplos: con claridad y fluidez, adecuadamente, pertinentemente, con precisión, con dominio, con argumentos, etc;
4.- Describir el contexto en el que se espera la acción, ya sea expresión de conceptos, procedimientos o actitudes. Ejemplos: frente al grupo, en equipo, en colaboración, en el patio escolar, frente a una audiencia, en casa, etc;
5.- Los indicadores deben ir en concordancia con los objetivos de aprendizaje o los aprendizajes esperados.
jueves, 4 de febrero de 2021
¿Cómo diseñar una secuencia didáctica?
Uno de los aspectos fundamentales que un docente debe manejar en la práctica diaria es el diseño de secuencias didácticas que favorezcan el aprendizaje de los alumnos. Esta parte del quehacer docente requiere que se tomen en consideración tres elementos esenciales: las características de los alumnos, el contexto en el cuál se desarrolla la práctica y el plan de estudios vigente.
Entrando en materia, es importante que definamos lo que es una secuencia didáctica, Laura Frade la define así: “Es la serie de actividades que, articuladas entre sí en una situación didáctica, desarrollan la competencia del estudiante. Se caracterizan porque tienen un principio y un fin, son antecedentes con consecuentes” (Frade 2008).
Por su parte Sergio Tobón la señala como un “…conjunto articulado de actividades de aprendizaje y evaluación que con la mediación de un docente, buscan el logro de determinadas metas educativas, considerando una serie de recursos”. (Tobón, et. al. 2010).
ESTRUCTURA DE UNA SECUENCIA DIDÁCTICA
La elaboración de una secuencia didáctica debe concebirse como un proceso de planeación dinámica, donde todos los factores de la planeación se afectan entre sí. Su punto de inicio es la selección de un contenido del plan de estudios con el que se esté trabajando y la determinación de una intención de aprendizaje de ese contenido, ya sea ésta intención expresada en términos de objetivos, finalidades o propósitos.
La secuencia didáctica puede dividirse en fases, cada una de las cuales cumple funciones distintas en el proceso de enseñanza-aprendizaje y, por consiguiente, tiene características diferentes. Son diversos los autores que comparten esta idea de proceso y de fases. Éstas son cíclicas ya que una vez preparado, impartido y evaluado un curso, una unidad didáctica o una clase, se planifica otra nueva que debe tener en cuenta el que se ha terminado.
Las fases o momentos de una secuencia didáctica son, como todos sabemos, inicio, desarrollo y cierre. Aquí te mostramos una tabla con los momentos, finalidades y la evaluación en una secuencia didáctica, la cuál te servirá como estructura guía para diseñar una propia:
FINALIDADES EN LA FASE DE INICIO
Aquí se busca centrar a los alumnos en el tema, esto puede ser mediante alguna técnica de animación. Posteriormente, es importante darle a conocer a los alumnos el propósito del curso, proyecto, clase o lección. Otras finalidades del momento de inicio son el motivar a los estudiantes, dar a conocer los criterios de evaluación y, algo de suma importancia, dar una visión preliminar del tema para así rescatar los conocimientos previos que tienen de éste.
FINALIDADES EN LA FASE DE DESARROLLO
En esta fase los alumnos procesan la información, esto puede ser mediante material que hayan investigado o que haya sido provisto por el docente. De igual manera el docente pone en juego estrategias de enseñanza y promueve en los alumnos estrategias de aprendizaje (en entradas anteriores de este blog puedes saber más sobre las estrategias de enseñanza y aprendizaje ). Otras finalidades son el focalizar la atención y practicar ejercicios relacionados con el tema o contenido.
FINALIDADES EN LA FASE DE CIERRE
Revisar y resumir el tema o lección; transferir el aprendizaje, es decir relacionar los nuevos contenidos con las experiencias y conocimientos que tiene almacenados previamente en la memoria. Otras finalidades de ésta fase son demostrar lo aprendido así como realizar una retroalimentación para identificar avances y áreas de oportunidad.
Es oportuno señalar que la evaluación se realiza en los tres momentos o fases de una secuencia didáctica, ya que ésta debe ser permanente, para así poder recolectar información que nos permita realizar los ajustes pertinentes y dar un acompañamiento oportuno a los estudiantes.
En el inicio la evaluación es diagnóstica ya que nos permite conocer en qué grado se domina determinado aprendizaje antes de iniciar el trabajo con él.
En el desarrollo es formativa ya que nos orienta, a partir de los avances y las dificultades de los estudiantes durante el proceso de aprendizaje, sobre las decisiones que debemos tomar y los ajustes necesarios que debemos realizar con el fin de alcanzar las metas de aprendizaje.
En el cierre es final o sumativa: Si es final se busca valorar la información recabada durante el inicio y en el desarrollo del proceso, para vincularla con la que arrojan los resultados del cierre, con el propósito de identificar en qué medida se cumplieron las metas establecidas al inicio. Y si es sumativa es para signar un valor numérico o alfanúmerico (calificación).